26 agosto 2012

LA LEYENDA DE GREYFRIARS BOBBY EN LA CIUDAD DE EDIMBURGO.




 Bobby era un perro de raza Skye Terrier que se hizo muy conocido en la ciudad de Edimburgo hacia el siglo XIX ,perteneció a John Gray, quien trabajó para la policía de la ciudad como vigilante nocturno, los dos fueron inseparables durante aproximadamente dos años.


 El 8 de febrero de 1858, Gray murió de tuberculosis una enfermedad que llevaba a la muerte a una de cada siete personas en la Europa de la época. John fue enterrado en Greyfriars Kirkyard, el cementerio que rodea Greyfriars Kirk en el casco antiguo de Edimburgo. Se dice que Bobby  pasó el resto de su vida sentado en la tumba de su amo, en caso de necesidad le daban de comer los vecinos y además en un bar muy cercano el cual adoptó su mismo nombre.






En 1867, una nueva ley ponía en peligro la vida de Bobby ya que todo perro debía pertenecer a alguien constando así en un registro incluso cada propietario pagaba su licencia, sin dueño sus días estaban contados.

El Lord de Edimburgo, Sir William Chambers, quien también fue director de la Sociedad Escocesa para la Prevención de la Crueldad contra los Animales pagó la licencia de Bobby, haciéndole responsable al ayuntamiento.






Bobby murió en 1872 encima de la tumba de John a la edad de 16 años y no pudo ser enterrado en el cementerio al lado de su amo, seguro que era su gran deseo, ya que era y sigue siendo tierra consagrada. Fue enterrado en lugar justo dentro de la puerta de Greyfriars Kirkyard, no lejos de la tumba de John Gray.


Da buena suerte tocar la trufa de Bobby mientras visitas la ciudad lo hemos comprobado, mi reconocimiento a este gran perro nos dio una gran lección de lealtad y cariño incondicional. Gracias Bobby!! por tu leyenda.